Latinoamérica víctima del mercado diferenciado

Para nadie es un secreto que gran parte de nuestra cultura material en Latinoamérica ha sido determinada por influencias capitalistas y de mercado desde Europa y desde Estados Unidos. Colombia no es para nada la excepción. Es necesario establecer desde dónde y cómo han sido dichas influencias. Solo hay que dar un vistazo a la oferta de cine comercial en la cartelera para darse cuenta que un alto porcentaje de cine proviene de la máquina hollywoodense. De otra parte y en forma similar consumimos televisión por cable donde la oferta mayoritariamente es de series televisivas provenientes también de Estados Unidos. Entonces, si dos de los medios masivos más influyentes y determinantes en la forma de consumir provienen de allí, ¿Cómo es la influencia hacia nuestra cultura material y la expectativa de esos consumos?. Los juguetes y productos dirigidos a bebés, niñas y niños, adolescentes y jóvenes no son la excepción. Desde que tengo uso de razón, y desde que tengo uso de razón propia — es decir hace muy poco en realidad — puedo darme cuenta en retrospectiva que los juguetes, objetos de deseo, provienen de la cultura de los Estados Unidos. Ahora bien, en un mundo globalizado, donde compañías como Fisher Price, Mattel y Lego compiten por porciones mayores del mercado, no es raro que los juguetes de nuestras actuales y futuras generaciones provengan de esas compañías. No son las mismas líneas las que producen en México para Estados Unidos y Latinoamérica que las que producen en Oriente para otras porción del mundo, de las que diseñan y comercializan en Europa.

Ya había comentado de la desafortunada estrategia de Lego para atrapar el mercado de las niñas en Retrogrados con el paso de los años. Pues bien hay que comparar esa forma de mercadear con está otra alternativa, dirigida al público francés. Gran diferencia. El tema no es tan fácil, pero me atrevo a decir que la sociedad europea está mejor preparada para exigir y procurar objetos y productos que estén más en la línea de los derechos, de la no discriminación y de la no segmentación de mercados por género o por sexo.